Como aquella vez en Los Simpsons, cuando el maligno sobornante Montgomery Burns ofrece a los inspectores de sanidad la oportunidad de escoger entre diez mil millones de dólares... o la caja. “¡La caja, la caja!”, exclama uno de los ingenuos sobornados, mirada maníaca, ansiosa, derrotado por la curiosidad. Razón no le falta, porque, ¿qué demonios hay dentro de la caja?
Con la verdugo del gato juega estos días Tele 5 para promocionar su nuevo reality show, producido por La Fábrica de la Tele, previsto su estreno para el próximo martes 27 de enero. Se llama La Caja Roja, un cubículo gigante dentro del cual acontecen milagros.
Se buscan conejillos, a poder ser inestables, para meterlos en La Caja Roja y soportar los 50 minutos como máximo que se les permitirá estar ahí. Se trata del primer reality show psicológico, con el que Tele 5 pretende indagar por los sentimientos y secretos de cada concursante, haciendo aflorar sus miedos y pasiones. Todos los que ya han entrado han salido llorando.
Con la verdugo del gato juega estos días Tele 5 para promocionar su nuevo reality show, producido por La Fábrica de la Tele, previsto su estreno para el próximo martes 27 de enero. Se llama La Caja Roja, un cubículo gigante dentro del cual acontecen milagros.
Se buscan conejillos, a poder ser inestables, para meterlos en La Caja Roja y soportar los 50 minutos como máximo que se les permitirá estar ahí. Se trata del primer reality show psicológico, con el que Tele 5 pretende indagar por los sentimientos y secretos de cada concursante, haciendo aflorar sus miedos y pasiones. Todos los que ya han entrado han salido llorando.
¿Por qué somos tímidos, depresivos, obsesivos o orgullosos? La Caja Roja es capaz de responder estas preguntas a quienes se atrevan a entrar, mediante una agresiva terapia de shock, como una sopapo en la mejilla o una patada en los cojones.
Me atrae este producto por la campaña publicitaria que han desplegado y porque parece innovar dentro de un campo ya exprimido. Esto, a día de hoy, es poco menos que proeza en un negocio, el televisivo, en el que pegársela el primer día, casi significa no volverse a levantar. Cual gato maníaco, yo exclamo “¡La caja, la caja!, curioso por saber qué cosas pasan dentro de esas seis caras rojas, y cómo diablos lograrán provocar lo que dicen que provocan.
Me atrae este producto por la campaña publicitaria que han desplegado y porque parece innovar dentro de un campo ya exprimido. Esto, a día de hoy, es poco menos que proeza en un negocio, el televisivo, en el que pegársela el primer día, casi significa no volverse a levantar. Cual gato maníaco, yo exclamo “¡La caja, la caja!, curioso por saber qué cosas pasan dentro de esas seis caras rojas, y cómo diablos lograrán provocar lo que dicen que provocan.