domingo, 18 de enero de 2009

Y Dios creó la televisión. Y todos regocijaron.

Sobretodo los miopes como yo. Más tarde nos explicaron que televisión no era un superpoder y nos pidieron que volviéramos a ponernos las gafas otra vez. Aquel año hubo muchos accidentes de carretera. Pero entonces comprendimos que la televisión era mucho mejor que tener los ojos de elfo. Significaba la oportunidad de poseer un mundo tangible desde el sofá y opinar sobre él. Con la televisión, Dios nos hizo dioses a todos, pero más al periodista, a quien dio el don de la manipulación de esos todos (tono irónico, que nadie se ofenda). Han pasado más de 50 años y afortunadamente gozamos de excelentes órganos de control para asegurar el buen hacer del periodista todopoderoso, primero vigilandoles directamente, y más tarde controlando a esas entidades vigilatorias... hasta que finalmente acabamos suprevisando a aquellos que ya están controlando a los que nos vigilan. En fin, que el sistema funciona. Y yo, aún "protodiosmanipulador", me dispongo a pasar un nuevo control de calidad antes de empezar a informar como un loco. El taller de televisión. De Toni Esteve. Veremos qué ocurre.

1 comentario:

  1. Endavant, protodiosmanipulador! aprèn a manipular com cal! =P
    Fora conyes, sort! =D

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